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La nueva “anormalidad” de las organizaciones

Como casi siempre, los grandes cambios nos pillan de fiesta o enamorados de nosotros mismos. Los ejecutivos, gerentes, directivos, salvo muy honrosas excepciones, nos complacemos de lo bien que “conducimos” nuestra organización (pública, privada o del tercer sector). Y con más placer si hemos salido (o eso creemos) de una profunda crisis el camino “ya es de rosas”. ¡Zasca!

La previsión no es lo nuestro o al menos con la intensidad y decisión que requieren estas decisiones. Conozco algunas organizaciones medianas y grandes (sin ser GRANDES) cuyos gestores lo fiaron todo a los recortes de costes para salvarse de la gran crisis de 2008. No tenían otra salida, o sí, pero el golpe les dejó aturdidos y se centraron en lo rápido. SUPERVIVENCIA, que te lleva a tomar decisiones desesperadas con un único objetivo, seguir vivo mañana, sin plantear otras opciones de medio plazo. Por este motivo, cuando alguien me habla de supervivencia le veo muy mal futuro.

Este golpe inesperado en la economía, de un enemigo invisible, lo ha sido por no disponer de un observatorio global en la organización. El impacto que una pandemia tendría en la economía mundial estaba más que estudiado y detallado por investigadores en diferentes áreas. Por eso el “si no lo veo no lo creo” se aplica a un bichito que lleva corona y no se ve (encima tiene guasa).

En la última década del siglo pasado el teletrabajo no estaba generalizado por la escasa capilaridad de la tecnología que entonces existía y porque las comunicaciones no permitían un desempeño ágil y productivo. Se utilizaba más para casos de urgencia y actuaciones puntuales. Hoy, finalizando la segunda década del siglo XXI, las conexiones remotas están más que superadas y ofrecen una calidad y rendimiento casi superiores a las presenciales. Pero entonces nos topamos con la DESCONFIANZA de los gestores. Otro de los grandes males de nuestra sicología como directivos.

Doy fe que muchas organizaciones perdieron la cabeza (en la gestión) buscando soluciones a las “bajas” en sus filas por el virus, pero sin tener un plan para una contingencia de este tipo. Ya, la excusa que utilizamos es “no estábamos (en plural) preparados para algo así”. Claro que no, ni para otra contingencia de gran impacto cualquiera. Los Planes de Recuperación ante Contingencias han sido los olvidados, maltratados e incluso desconocidos en muchas medianas y grandes empresas (no incluyo a las pequeñas porque ya tienen lo suyo). El número de trabajadores con capacidad de teletrabajar es altísimo, más de los que podemos imaginar, pero como nunca hemos llevado a cabo un estudio de este tipo, estamos como estamos.

El teletrabajo no es que los trabajadores estén en casa con un portátil haciendo su desempeño laboral como si estuviera sentado ante su mesa corporativa. El teletrabajo requiere de un modelo ágil organizativo, un mapa procedimental depurado, la cultura oportuna y la tecnología que soporte el modelo de contingencia. Pero ¿qué pasa con el modelo de negocio? Ah! No nos lo hemos planteado, ¿es necesario tener diferentes modelos de negocio que den respuesta a situaciones extraordinarias? Desde hace dos meses tienes la respuesta, pero ¿has iniciado alguna acción en este sentido?

Gestionar, dirigir una organización es una enorme responsabilidad por la dependencia que miles de personas, directa e indirectamente, tienen de tus decisiones. Hace 50 años la gestión era más independiente del entorno, pero ahora, con la globalización, el efecto mariposa es un enorme tsunami que da tres veces la vuelta al mundo antes de que nos despertemos por la mañana, con todo arrasado. ¿Y qué hago? Con los deberes hechos, las primeras acciones ya se habrán ejecutado y estará en marcha el plan elaborado. Tendré tranquilidad y control. Y esto no es ciencia ficción, te aseguro que hay organizaciones que lo hicieron y están liderando el mercado.

En mi blog he publicado hace unos días un post “En tiempos de tribulaciones no hacer mudanza, o sí”. Los cambios hay que hacerlos en vacas flacas de forma inteligente, medida y objetiva. Las vacas gordas están para comer y engordar, analizar y estudiar, diseñar y planificar. En definitiva, preparar la ejecución de planes que nos pongan en la mejor situación para el siguiente zarpazo, que será otro virus, la competencia conocida y desconocida, el cambio de modelo económico, un agente externo nuevo y disruptivo. En definitiva, de cualquier onda ultrasónica que nos zarandee estando en la fiesta o en la autocomplacencia del inicio. Ya que hemos vuelto al inicio, ¿qué te parece diseñar un observatorio en tu organización?

Las mejores soluciones casi nunca llegan de la visión interna de la organización (bastante tenéis con domesticar la bestia) Una mente fuera “del día a día”, de los hábitos y costumbres, de la cultura (y microculturas) que maneja la forma de actuar e interactuar de las personas, de la tecnología a golpe de “talón” y de los mapas de procesos operativos “aquí siempre se ha hecho así”, te aportará muchas más opciones de las que podrías imaginar. Te aportará visiones y soluciones de otros sectores de los que jamás sospecharías tener algún vínculo.

Como “interim manager” te lo recomiendo, por las miles de familias que dependen de tus decisiones. Haz que la anormalidad se torne solo en normalidad.

 

Firma: Ramón Luis Gil
Interim Manager Servitalent