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El difícil equilibrio de la gestión en la empresa

En estos duros momentos que nos están tocando vivir y de manera más intensa aún, en el futuro próximo. Los empresarios y directivos se enfrentan en un panorama incierto, muy vulnerable, caótico y con un alto grado de adaptabilidad, a la dura tarea de equilibrar en sus empresas:


La gestión de la estrategia:


A corto plazo:
Es momento de revisar de manera urgente si nuestra estrategia de futuro está alineada con el nuevo entorno, con nuestras personas, con nuestros clientes y consumidores y si disponemos de los recursos necesarios para afrontarla, de no ser así, deberemos de empezar a pivotar dicha estrategia hacia un destino que nos dé mayor solidez.


A medio plazo:
En esta nueva situación gracias a las enormes inyecciones financieras que se están poniendo a disposición de las empresas con el fin de darles continuidad, se puede caer en un cierto grado de confort, pensando que tenemos unos largos plazos para devolver dicha financiación, pero nada más lejos de la realidad, es momento de decidir cómo vamos a incrementar nuestros ingresos y a contener/reducir nuestros costes, estas dos amplias gestiones necesitan un periodo medio para implantarse y de ningún modo debemos de posponerlas.


A largo plazo:
Debemos de preguntarnos con la celeridad prudente que necesitan estas definiciones, si nuestros negocios están alineados con las nuevas necesidades de nuestras personas, clientes, consumidores, proveedores y si son aprobadas por nuestros accionistas.
Pero en este cambio tan inesperado como real, no podemos olvidarnos de:

La gestión táctica del negocio.

Gestión táctica para cada día, que debe de someterse al estrés de una economía de guerra, en la cual la CAJA es la dueña de las decisiones, con lo que eso comporta en cuanto a priorización. 
Buscando cada día las ayudas que el Estado o los bancos están poniendo a nuestra disposición, asegurándonos de que nuestros empleados puedan conservar su empleo, a pesar de tener que tomar la decisión de incluirlos en un ERTE, garantizando que nuestros clientes son mejor atendidos que nunca, que los consumidores nos sigan dando su confianza y nosotros a su vez hagamos lo propio con nuestros proveedores, a los cuales también les vamos a pedir esfuerzos. 
Sin olvidarnos de no dar un solo paso hacia atrás en nuestras políticas medioambientales, de responsabilidad social corporativa y buen gobierno.

En este tipo de momentos es cuando contar con la ayuda de un “consejero externo” o interim manager al negocio, se hace más imprescindible, de manera que puedan repartirse todas estas tareas entre el empresario o directivo que deba de acometerlas.

Son situaciones transitorias o definitivas, pero que aportan la capacidad de haber trabajado en ellas en otros negocios e incluso en otros sectores, que nos ofrecen agilidad, una visión no distorsionada y una clara unión de energías en el mismo sentido.

Teníamos un destino, una ruta a seguir y toda una serie de puntos por los que conduciríamos a nuestra empresa hacia los objetivos marcados, pero hoy nos han podido cambiar el destino, o la ruta por la que llegar hasta él y seguramente muchos de los puntos por los que pasaríamos.
Podemos seguir pensando que todo sigue igual, o por el contrario ponernos manos a la obra con esta nueva e ingente tarea, adelantándonos en la medida de la posible a nuevas posibles contingencias y aprender que nada es igual para siempre.
 

Firma: David de la Calle (Consejero Asesor Servitalent)
Socio/director DYSLAV