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La Estrategia como parte de la mejora continua en las Organizaciones

“No hay viento favorable para el que no sabe dónde va”, Séneca


Hace algunas décadas las empresas podían sobrevivir sin una estrategia claramente definida. Sin embargo, en el marco actual en el que nos movemos con constantes cambios e inmersos en la era digital, las empresas tendrán dificultades para sobrevivir si no definen una estrategia y no monitorizan los cambios en el entorno para adaptarla a éstos. 
Establecer la estrategia del negocio es esencial para articular la Organización, ya que la estructura de la empresa y el uso de sus recursos dependerán de ésta (no es lo mismo, por ejemplo, una Organización que apuesta por el low cost que otra que lo hace por productos de lujo). Porter describe la estrategia como “la creación de una posición de mercado única y con contenido que incluya una serie de actividades empresariales diferenciadoras y sostenibles… la diferenciación surge de las actividades que se elijan y de cómo se lleven a cabo”. 

Y para definir la estrategia a seguir es imprescindible primeramente estudiar el marco en el que opera el negocio.

En los Sistemas de Gestión es lo que se conoce como “Contexto de la Organización” de la fase de planificación del ciclo de Deming en los que se basan. Existen diferentes metodologías para analizar el entorno, pero todas necesitan disponer de información tanto interna como externa en la que apoyarse. Es aquí donde el área de Control de Gestión adquiere especial importancia, no sólo para proporcionar la información necesaria, sino también para monitorizarla a lo largo del tiempo. Vamos a mencionar muy brevemente alguna de las metodologías más usadas.

Las cinco fuerzas de Porter: una de las técnicas más empleada para estudiar el sector en el que opera la empresa, donde se analiza: 

  • El poder de negociación de los clientes.
  • El poder de negociación de los proveedores.
  • Las barreras de entrada al negocio, que determinarán si hay mayor o menor amenaza de aparición de nuevos competidores. 
  • Los posibles productos sustitutivos que pudieran competir con los nuestros.
  • El nivel de rivalidad existente entre los competidores del sector. 


El análisis PESTLE: que identifica las fuerzas macro que afectan al negocio objeto de nuestra estrategia como son: 

  • El entorno Político del país o territorio en el que se opera.
  • El entorno Económico, es decir, las políticas económicas tales como inflación, coste laboral, tipos de cambio, etc.
  • El entorno Social, que engloba tanto aspectos culturales (creencias, actitudes, etc.) como demográficos.
  • El entorno Tecnológico, que son los aspectos relacionados con la evolución de la tecnología y la innovación.
  • El entorno Legal, o la normativa legal aplicable, aspecto muy relevante y que no siempre se tiene en consideración de manera formal. Recordemos que en los Sistemas de Gestión es un requisito de obligado cumplimiento.
  • El entorno Ecológico que contempla aquellos factores medioambientales que se dan en la zona donde se emplaza la Organización. 


El triángulo estratégico: que determina que cualquier estrategia empresarial debe tener en cuenta tres factores:

  • Análisis del mercado y de los clientes para conocer sus necesidades. Desde mi punto de vista este vértice debería incluir otras partes interesadas tales como aliados estratégicos, Administraciones públicas, proveedores o inversores entre otros, ya que todos ellos son, de alguna manera “clientes” del negocio.
  • Análisis de la competencia para decidir cómo posicionarse en relación con los competidores, no sólo desde el punto de vista de los productos/servicios ofertados sino también en lo referente a innovación, capital humano, sostenibilidad, etc. ya que hoy en día es fundamental cuidar la imagen corporativa de la empresa.
  • Análisis interno de la compañía para conocer las capacidades de la empresa. 


El análisis de la cadena de valor de la empresa: que disgrega la Organización en procesos e identifica los que son estratégicos para centrar los esfuerzos en ellos. Este análisis de la cadena de valor es el enfoque a procesos de los Sistemas de Gestión. 


Los análisis DAFO y CAME: conocido el contexto se pude utilizar el análisis DAFO para el diagnóstico de la Organización, identificando sus fortalezas y debilidades, así como las amenazas y oportunidades que existen en el entorno. Y, una vez decididos los aspectos sobre los cuál se va a actuar, finalizar con el análisis CAME para corregir las debilidades, afrontar las amenazas, mantener las fortalezas y explotar las oportunidades. 

Adicionalmente a estas metodologías no podemos olvidar, a la hora de definir nuestra estrategia, dos factores fundamentales como son:

  • El desempeño económico-financiero de la empresa, para conocer su capacidad económica de cara a la estrategia que se quiere seguir.
  • La disponibilidad de recursos y competencias esenciales de que se dispone.


La finalidad de mencionar todas estas herramientas es resaltar la importancia de analizar de manera metódica y objetiva el contexto de actuación de la Organización, ya que si este contexto no se conoce en profundidad no se pueden definir las decisiones estratégicas específicas en las que basar el plan estratégico. Y recalco “específicas” porque el fin último de toda empresa es obtener beneficios, pero sólo conociendo las peculiaridades del área geográfica en que se trabaja, el sector en el que se opera y la propia Organización se puede llegar a identificar aquellas acciones concretas que están en nuestra mano para conseguirlo.

En esta etapa es importante contar con personal cualificado y con experiencia en establecimiento de estrategias en diferentes sectores como un Interim Manager, que además aporta una mayor objetividad en el diagnóstico por su independencia e imparcialidad.
 

Firma: Amaya Echeverría Moreno, Interim Manager Servitalent